Friday, September 23, 2011

Creature from the Black Lagoon

Una vez, no hace mucho, un ruido, muy parecido a una explosión, me despertó en medio de la madrugada. Viviendo en Tijuana, no me pareció tan raro y pensé, en primera instancia, que se trataría de algún choque o el allanamiento de una casa cercana. Después, pude distinguir un sonido bastante familiar, agua corriendo, como si de repente mi cama se encontrara al lado de un río o un lago. Me puse a reflexionar que el ruido que me despertó se distinguió demasiado cercano como para haber sido fuera de la casa.

Inmediatamente recordé aquella vez en que se rompió una tuberia y el departamento se inundó por completo. Temiendo lo peor, decidí levantarme. Me dirigí rápidamente al lavabo de la cocina, pero en el camino alcancé a entrever en mi mente la posibilidad de que, lo que hubiera explotado, fuera el boiler. Con precaución me asomé a la cocina/cuarto de lavado para encontrar todo como es debido, sin percance alguno. Pero el sonido del agua seguía haciéndose escuchar y entonces fui a echar un vistazo a la otra única fuente de agua conocida por mí: el baño.

Dentro del baño, todo parecía normal y, de hecho, en cuanto crucé el umbral de la puerta, el sonido cesó casi totalmente. Me fijé en la regadera, debajo del lavabo y alrededor del escusado. Todo seco. Un poco desconcertado, determiné que, tal vez, el sonido sí había provenido de fuera de la casa. Di media vuelta para regresar a la cama cuando, de reojo apenas, alcancé a notar algo raro. No supe de inmediato lo que era, pero estaba seguro de que había algo raro en aquella escena en el baño. Un par de segundos después me di cuenta. La tapa del inodoro estaba cerrada. Yo siempre la dejo abierta.

Me acerqué a abrirla, pero al moverme se escuchó el ruido del agua por un instante. Con mayor precaución continué acercándome y justo en el instante en que mis dedos hicieron contacto con la tapa, el sonido de nuevo. Me alejé unos pasos temiendo que un caimán de alcantarilla, un tiranosaurio o el peor de los monstruos de cloaca estuviera tratando de probar suerte en el mundo exterior por medio de mi retrete.

Me armé de valor (y de un zapato) para abrir la tapa y encontré algo que escapaba completamente a mi imaginación. Panthro.

Dramatización. Aunque en realidad fue más parecido a esto.

aaronmaiden

Friday, June 10, 2011

"Drinking is an emotional thing. It joggles you out of the standardism of everyday life, out of everything being the same. It yanks you out of your body and your mind and throws you against the wall. I have the feeling that drinking is a form of suicide where you're allowed to return to life and begin all over the next day. It's like killing yourself, and then you're reborn. I guess I've lived about ten or fifteen thousand lives now."

-Charles Bukowski.

Wednesday, May 25, 2011

Los ricos también lloran... Pero no mariconean como los pobres

Jamás entenderé a las personas que odian a la gente rica sólo por el sólo hecho de que tienen cantidades inhumanas de dinero. ¿Cuál es el punto? Digo, todos les tenemos una envidia innigualable, pero de ahí a odiarlos y descalificar cuanto hacen sólo por que son ricos, es una idiotez. La vida no es justa, nunca lo ha sido y nunca lo será. Siempre existirá gente porbre y muerta de hambre así como siempre exisitiremos gente opulente con monóculos y sombreros de copa. Si no es en África, los niños hambirentos eligirán otro lugar para morir (probablemente Florida); después de la caída de Estados Unidos, a manos del EZLN, un nuevo imperio surgirá en otra parte; y los hippies siempre serán odiados sin importar la causa que apoyen.

Es simple y puro darwinismo: La supervivencia del más apto. Los ricos son ricos por una razón, se pusieron las pilas e hicieron su Agosto. Supérenlo y si no pueden superarlo, pues haganse ricos o por lo menos cierren el hocico, sobre todo si no tienen idea de lo que están diciendo.

Sin querer sonar como final de los Thundercats, pero, si la gente pasara menos tiempo criticando asuntos que no le incumben y más tiempo poniendo atención a lo que hace con su propia vida, tal vez, menos cachorritos morirían ahogados en el río.

aaronmaiden

Friday, May 13, 2011

Fuera de forma

Pues voy a tratar de regresar al hábito de escribir seguido aquí.

aaronmaiden

Monday, July 19, 2010

Yo no atropellé a ningún vagabundo.

Era una noche peculiarmente obscura, no había mucho ruido en las calles. O tal vez sí, pero yo sólo podía escuchar el sonido del viento contra las ventanillas del auto. Seguramente sería alrededor de media noche, habíamos estado bebiendo todo el día, y ahora paseábamos a toda velocidad por un suburbio de calles estrechas perdido en medio de la ciudad. Discutíamos acerca de las tipas que dejamos apenas unos minutos atrás en el último bar que habíamos visitado y a las cuales les frustramos el plan de llevarnos a la cama por el simple hecho de que eran unos verdaderos esperpentos (Me disculpo, por lo general no me expreso de esa manera acerca de las mujeres... Suelo ser más ofensivo).

Cada que virábamos en una esquina, las calles me parecían hacerse más estrechas. Estoy seguro que en un par de ocasiones estuvimos a escasos centímetros de dejar una muy buena muestra de pintura en alguno de los carros estacionados. Y para agregar un poco más de dificultad, la zona contaba con una extensa selección de baches en los cuales caer y arruinar el auto. Sin embargo eso no parecía importar y la velocidad sólo continuaba aumentando.

Para este momento la discusión era acerca de lo que haríamos a continuación. Era obvio que visitaríamos algún otro bar, pero decidíamos a cuál ir. Yo iba en el asiento de pasajero así que realmente no tenía alguna obligación de mantener mi vista en el camino. Por su parte, Leo, quien venía manejando, decidió que tampoco él tenía responsabilidad alguna de hacerlo. Cuando al fin carburé que alguien debía echar un vistazo al camino, no pude recordar para que era necesario en primer lugar...

Aun así decidí voltear y alcancé a ver, a bastantes metros adelante, a un vagabundo que se había quedado en medio de la calle, aparentemente enceguecido por las luces de nuestro carro. Decidí ayudarlo. "Aguas con ese güey" le dije a Leo y este le sacó propiamente la vuelta, mientras lo hacía, se dio cuenta de que lancé algo por la ventana y que logró golpear al vagabundo directamente en la cara tumbándolo al suelo al tiempo que soltaba un simple, pero particularmente adolorido "Aaauuch", o más bien fue como "Aaagghhh" no recuerdo muy bien.

- ¿Qué chingados le aventaste?
- Mis lentes oscuros.
- ¿Por qué?
- Pues parecía que le molestaba la luz del carro.
- Eres un pendejo.

Epílogo
En algún lugar de la ciudad amaneció un vagabundo muy feliz porque tiene un bonito par de gafas oscuras de aviador que, aparte de quedarle muy bien con su estilo, protegen sus ojos de los poderosos rayos del endemoniado sol que ha estado haciendo estos días.

Aarón V.

Thursday, December 3, 2009

Hasta la próxima vez.

Disfrutaba yo de un relajante cigarro caminando por el malecón, observando el mar, cavilando sobre todo tipo de cosas, pensando cosas ridículas y no tan ridículas. La inmortalidad del cangrejo, la crisis económica, existencialismos, el trabajo, el pato Donald, etc. Entonces me percaté de un pequeño polluelo gaviota atrapado en una roca rodeada de agua. El avecilla demostraba, con notable esfuerzo, toda clase de acrobacias en su intento de no ser arrollado por las olas. Daba pequeños saltos entre las rocas que se dejaban ver cuando la marea se alejaba tratando de regresar a la orilla, pero no era lo suficentemente rápida y las recurrentes olas le obligaban a regresar a su roca a toda velocidad.
Terminé mi cigarro y medité un poco sobre la posibilidad de bajar los 4 metros de muralla del malecón para ayudarlo. Las escaleras estaban como a medio kilómetro de distancia, así que tendría que descender por el muro. Me decidí y emprendí el descenso, un par de veces estuve a punto de resbalar y partirme la cabeza con las piedras del suelo. Volteé a la roca para ver si el ave seguía ahí y me di cuenta que me observaba, ya no intentaba escapar, como si supiera que iba en su ayuda.
Una vez sobre la playa salté sobre las piedras humedas arriesgando mi integridad física y moral -de caerme, ofrecería un espectáculo por demás gracioso a cualquier espectador que estuviera cerca y observando. Por fin llegué con el polluelo manteniendo equilibrio en dos piedras cercanas, acerqué mis manos al ave, entonces... el muy cabrón se fue volando. En seguida una ola rompió mojando mis zapatos y pantalones con el agua más helada que alguna vez haya escupido el mar. Escuché la risa de unos peatones en el malecón. Regresé a la orilla y preferí caminar hasta las escaleras en lugar de escalar la muralla. En el camino, pensativo de nuevo, encendí otro cigarrillo y decidí nunca más ayudar a alguna criatura en peligro. Pero seguramente lo haré.

Aarón V.

Wednesday, November 11, 2009

Una Vida

Tony entró en la cafetería y vió a Jackie. Inmediatamente supo que ella se atravezaría en su camino. Principalmente porque la cafetería estaba llena y la situación la obligaba a pararse justo frente a Tony. Éste no le hizo mucho caso y se movio para un lado, al costado de ella, para no bloquear la entrada. La miró de reojo y luego saco un libro de Jacques Réda porque si hubiera sacado su copia de Little Women no se hubiera visto tan genial. Ella, al darse cuenta de que estaba él ahí, volteó a verlo. Lo miró detenidamente por unos instantes y después sacó su iPod, se puso a escuchar algo de The Birthday Party y subió el volumen para que tal vez pudiera escuchar algo sobre sus audífonos.

Pasaron varios minutos así.

Por fin llegó el momento que los atendieran, cada quién en una caja diferente.

Salieron al mismo tiempo de aquel lugar, se voltearon a ver y dedicaron, cada uno, una sonrisa al otro. Tomaron caminos distintos y jamás volvieron a encontrarse.

Hasta la fecha, ninguno de los dos tiene idea de la vida que se están perdiendo juntos.

Aarón V.