Friday, October 16, 2009

Angelitos Negros

El sudor frío cae por mi frente, un escalofrío escalofriante recorre mi espalda, una situación de vida o muerte. Alguna salida debo encontrar, es momento de ser creativo, lástima que eso nunca se me ha dado, pero hoy es en serio, debo hallar la luz al final del túnel. Todos esos años que pasé en el ejército no pudieron prepararme para un momento como este. Sólo debo aguantar un poco más, cualquier distracción sería idónea para que pueda actuar. Pienso en crear una excusa, podría decir que quisiera salir a fumar un cigarro, no hay manera que me dejen fumar en este lugar, me doy cuenta que mi idea es estúpida: Seguramente me acompañaría afuera. No puedo arriesgarme. No hay mucho tiempo, todo está por explotar, puedo sentirlo. Pienso con tal concentración que mi cabeza comienza a doler. Su voz retumba en mi cerebro como un martillo hidráulico, un sentimiento profundo por que se calle nace lentamente dentro de mí. Sus palabras pierden sentido -no es que pudiera hacer mucho si las entendiera de todas formas. La desesperación, acelera ahora, aparte de mi sudoración, mi ritmo cardiaco y respiración. Una pausa.

“Hey, estás sudando mucho, ¿Te sucede algo?”

“No, nada, estoy bien…”

No puedo creer las palabras que salen de mi boca, era una oportunidad perfecta para salir de ahí. Me excuso pensando que no podía evidenciarme tan pronto. La situación continúa calentándose y ahora puedo sentir el latido de mi corazón en cada una de las venas que recorren mi cuerpo. El aire se siente pesado, tan pesado como una pesa de 16 toneladas sobre mi cabeza causando que comience a marearme. Recuerdo, en busca de una salida, todos los relatos de situaciones similares que alguna vez escuché. Ninguna aparece. En ese momento incluso mis recuerdos se tornan turbios. La cuenta regresiva se acorta, sólo unos segundos quedan, volteo desesperadamente alrededor. ¿Tenía que suceder justo hoy?, es la primera vez que invito a salir a esta chica. La miro a los ojos con un dejo de tristeza en los míos. Puedo sentir las miradas de todos en el lugar. Un último recorrido al lugar en busca de cualquier cosa que pueda ayudarme. Nada.

“Cero”

Presa de mi pánico me levanto y salgo corriendo, pero es demasiado tarde. Siento mis entrañas explotar y luego calor. Me detengo en seco. Un respiro efímero seguido de frustración. El piso adoquinado se mancha de mí. De nuevo la miro con una profunda agonía en mis ojos. ¿Qué decir en un momento como ese?, así es, nunca se me ha dado eso de la creatividad.

“¡Aaahhh, alguien puso mierda en mis pantalones!”

Continúo corriendo, pero cambio de ruta, en lugar del baño salgo a la calle. No me detengo hasta llegar a mi apartamento...


Epílogo

Jamás volví a ver o siquiera llamar a esa chica. Pero desde entonces aprendí a no comer chicharrones en salsa puerca antes de un evento importante o una cita con alguien.

Aarón V.

3 jocosos comentarios:

Orinoco, Sarahí said...

Ah, Jhonen Vasquez es la onda. Sí es verídico, es traumante.

mr.vorticist said...

Jaja, es ficticio o bueno al menos no le ha sucedido a nadie que yo conosca.

Anonymous said...

ahh jajaja esta rechilo!... de Jhonen Vasquez solo conozco JTHM XD

Post a Comment